Autopsia de la Cabalgata de los Reyes Magos en Madrid 2016.
(ad uso para los amigos de AhoraMadrid y profesionales de las Artes de la Calle)
“No te lo perdonaré jamás, Manuela Carmena, jamás”
Cayetana Álvarez
Quizás nunca en la historia de las cabalgatas de Los Reyes, tanta buena voluntad y nobles intenciones hayan sido recibidas con tanta crítica y mala leche como en la reciente edición 2016.
Era evidente, tras años de gestión del PP, que los antiguos dueños de Madrid no perderían ni una sola ocasión, incluso tan inocente como esta fiesta infantil, para intentar marcar puntos políticos en su afán de volver a tener lo que ellos piensan es legítimamente suyo. Pueden ser corruptos, mentirosos e hipócritas pero si siguen ahí donde están, a pesar de todo, es porque saben cómo se ganan o pierden unas elecciones y conocen los gustos y los deseos de la gente en la calle.
La Cabalgata de los Reyes Magos es uno de estos grandes eventos populares que han perdurado en el tiempo por la fuerza de la tradición y era previsible que cualquier propuesta hecha por los nuevos inquilinos, sería diana de las críticas de la derecha,
aunque hubieran llegado directamente de Oriente a través de una máquina del Tiempo los verdaderos Reyes.
El problema es que esta Cabalgata 2016 no ha sido un éxito y ha dado a la caverna mediática, – siempre a la espera de un pretexto para machacar a sus adversarios -, demasiados argumentos fáciles a la hora de marcar puntos.
Por ser un sostenedor entusiasta del proyecto AhoraMadrid , quiero poner al servicio de la “causa” mis conocimientos en el campo de los espectáculos callejeros, las fiestas multitudinarias y el circo para ofrecer un análisis de los errores que fueron cometidos.
Mi esperanza es poder ser útil para que, el año que viene, las cosas salgan mejor.
Antes de todo, quiero dejar claro que nunca he puesto en duda la sinceridad y la importancia del proyecto inicial de hacer un desfile más solidario y centrar la vitalidad del evento sobre un papel mayor dado a las asociaciones.
Ese es el camino del futuro de la convivencia en las grandes ciudades, y el deber de los ayuntamientos es favorecerlo.
No. Mi crítica va por otro lugar.
El error más vistoso de esta edición ha sido la confusión. Una confusión a la vez estética y, más profundamente, ideológica.
Este último aspecto es, desde luego, el más preocupante porque refleja la ambigüedad conceptual que prevalece en muchos campos de la “Revolución horizontal”.
No es mi propósito, aquí, dar lecciones políticas a nadie, sin embargo es innegable que lo que me motiva va más allá de una simple crítica teatral. Cuando se hace algo para decenas de miles de personas, tocando cosas esenciales como la infancia y la fe, es inevitable que las consideraciones artísticas ya no representan el único criterio para juzgar el acto.
Dos semanas después de la cabalgata, he podido hablar con mucha gente relacionada directamente con el desfile. Lo que caracteriza la actitud de todos, (artistas y también responsables de la cultura del Ayuntamiento), es la sorprendente ingenuidad de su postura frente a la lluvia de críticas que les ha caído encima. No esperaban tanta virulencia y hostilidad en los medios y se consideran totalmente inocentes y víctimas de una guerra partidaria. Para ellos, todo ha ido muy bien y hasta el asunto de los trajes de los Reyes se queda en una anécdota deformada por la perversidad de los adversarios.
Me temo que esta incapacidad de entrar en el mérito de las críticas y entender que el PP ha podido montar este circo porque mucha gente pensaba igual que elllos es síntoma de algo más visceral: Una incapacidad en general de relacionarse con la gente común o, peor todavía, una falta de interés clasista en crear estos lazos y escuchar lo que esta gente quiere.
Con estas premisas, voy a dar mis ideas sobre las razones del fracaso de la cabalgata:
En primero lugar, la crítica a los trajes era justificada: Los colores y el estilo abarataban el significado de estos personajes míticos. Cuando se hace un enorme desfile en honor de 3 Reyes que vienen para homenajear al hijo de Dios y representan la esperanza de regalos por millones de niños, no pueden ser vestidos como si el vestuario saliera de un “Todo a Cien”.
– ”Si, pero los trajes fueron dibujados por un niño en un taller creativo.” me contó una persona directamente interesada.
“Pues… Lástima que no se lo hayáis pedido a un profesional.” le contesté.
En la misma conversación, esta persona añadió algo muy interesante y revelador:
– “La verdad es que como somos laicos, no hemos dado mucha importancia al papel de los Reyes. Para nosotros el tema del viaje, de la diversidad y de la lejanía era más importante.”
¡Aquí tenemos la clave!
Los católicos y la derecha no se habían equivocado, faltaba vistosamente un sentido religioso de la Cabalgata empezando por el respeto y la atención ofrecidos a los 3 protagonistas. Esto no era un carnaval ni una pasacalle circense, era una ceremonia ritual con sus reglas y, los nuevos dueños del Ayuntamiento, tenían la responsabilidad política de estar a la altura de las expectativas y de la tradición…
¿Y qué pasó?
Por una cierta ceguera ideológica, han transformado la esencia de la Cabalgata en una pasarela mal concebida para promocionar la sostenibilidad y un mundo más solidario.
No tengo, evidentemente, nada en contra de estos valores. Los comparto. Pero no era la manera justa de exhibirlos. Faltaba tacto y creatividad y un deseo de hacerles entrar en la narrativa de los Reyes magos. Pero volveré a este aspecto más tarde.
En conclusión: la sospecha que se había introducido a escondidas una ideología diferente de lo habitual en la Cabalgata era justificada, y sorprenderse de que los adversarios lo hayan denunciado ha sido una muestra de ignorancia o de hipocresía.
Pero las cosas no se paran ahí: Hay más.
La tarde del 5 de enero comienza el desfile… pasan grupos con bicicletas, objetos reciclados y mensajes ecológicos… Vale: Quieren educar a los niños y dar ejemplo de austeridad en estos tiempos de crisis.
… Pero, inmediatamente después, llega un camión en plan “Made in USA” todo reluciente con el logo de Coca Cola… Y otro de Cortilandia y Star Wars de la Disney en plan bestia y Danone, Movistar y más marcas…
– “¿Ecológico? … ¿Solidario?… ¿Educativo para los niños?”
“Bueno, no, pero el PP ha blindado los contratos y no hemos podido echar a esta gente.”
Vaya Revolución. Habría sido más fácil echar a los Reyes que a la Coca Cola.
Resultado: Ambigüedad, confusión con sabor a cobardía.
Yo soy ateo y veo la narrativa bíblica igual que las otras narrativas religiosas, como un conjunto de simbolismos que sirven al Poder. Pero si me hubiera tocado a mí organizar la cabalgata, lo habría hecho con muchísimo placer porque es un evento poderoso, rico en matices y significados. La aparente contradicción de poner mi creatividad artística al servicio de un rito religioso en el cual no creo, no me hubiera ocasionado ningún problema, entre otras cosas, por razones filosóficas: La fascinación por la opulencia y el misterio de los reyes orientales asociado a la inocencia de la infancia va más allá de una tradición cristiana.
¡De hecho son los cristianos los que han reciclado, como siempre, una historia mucho más antigua!
Es interesante descubrir que, de los 4 Evangelios, solo Mateo habla brevemente de los Reyes Magos, sin citar los nombres y sin concretar si fueron 3 o más. Como se sabe, desde milenios, las celebraciones invernales asociadas a la veneración del solsticio como renacimiento del Sol tenían como símbolo un bebe recién nacido. Una alegría que justificaba el intercambio de regalos.
Fue el emperador romano Costantino quien ordena la fusión de la simbología pagana con la cristiana, transformando lo que eran poderosos y misteriosos magos, -embajadores festivos del Dios/Sol Mithrades de las fiestas antiguas- en los Reyes de la Epifanía Cristiana.
Hay que admitir que la aportación cristiana a este mito le ha hecho ganar en sutilidad porque añade a la idea del esplendor oriental una profunda sabiduría, ya que estos reyes vienen a venerar a un niño de los más humildes, nacido en un pesebre e hijo de una familia muy modesta. Un hecho profundamente esperanzador porque demuestra que todos, inclusos los excluidos de la sociedad, son personas que pueden aspirar al Amor de estos grandes reyes, dejando a los niños creer, en su inocencia, que todo es posible.
Es una idea poderosa que no necesita “modernización” y que se renueva a cada generación con la misma fuerza inspiradora.
Lástima que lo han olvidado en los pasillos del poder del Vaticano.
Volviendo al tema de la Cabalgata, la primera preocupación, entonces, es potenciar el prestigio de los Reyes Magos para argumentar las expectativas de los niños. Así, la Cabalgata es la Corte Real que camina exhibiendo a la manera oriental, un fasto sin límites a la altura del Poder de estos monarcas.
Con los caramelos, es una versión infantil del «Panem et circenses» de los Romanos…
Por eso, un detalle como los trajes es tan importante: Tienen que parecer de un lujo inconmensurable, más allá de lo imaginable.
Y no fue el caso.
¿Nos gusta la ecología y la sostenibilidad? ¿Queremos hacer pedagogía?
Muy bien, pero transformemos esta preocupación en una muestra de la sabiduría de los Reyes que demuestran al Mundo que sus Cortes son “eco-conscientes” Y en sintonía con la naturaleza practicando una ética ecológica con fantasía y divertimiento, dando ganas a los niños de emularles.
Es cierto, que Oriente ha estado presente este año, y el dragón volador de los chinos o las bailarinas indias fueron muy bien elegidos para captar la magia de la lejanía de los reinos de sus majestades, pero podrían haber estado más contextualizados en la idea de que ellos también, eran parte de las Cortes Reales. (Estandartes con efigies de Balthazar, Gaspar y Melchior mostrando que el planeta entera se rinde a los pies de estas Señorías….)
Vuelvo a hacer hincapié en que La Cabalgata no es solo un pasacalle sino una alegoría que tiene que hacernos soñar.
Con esto en mente, llegamos a la última consideración.
Frente a la virulencia de las críticas de la derecha, la reacción del Ayuntamiento ha sido como la de un conejo en la noche frente a las luces de un coche.
No ha sabido defenderse.
Pero tenía que haber utilizado un argumento devastador, grande como la copa de un pino, para callar a esto coro hipócrita e interesado.
Cuando la popular Cayetana Álvarez de la FAES tuiteo, “No te lo perdonaré jamás, Manuela Carmena. Jamás refiriéndose al aparente disgusto de su hija por la pobreza y la falta de majestad de estos Reyes que llevaban el desfile de AhoraMadrid, la respuesta tendría que haber sido:
-“ Pues nos parece todavía más grave para los niños y la tradición cristiana, la herencia que vuestra administración popular nos ha dejado por haber transformado la Cabalgata de los Reyes Magos en una animación de centro comercial con estos escandalosos contratos firmados con los patrocinadores privados. Un ejemplo más de la nefasta política de privatización neoliberal que ha reducido todo a una mercancía que se compra y vende, incluso la Navidad.
Esto, señora Ana Botella nunca os lo perdonaré, nunca.
Por cierto, qué raro que la Iglesia católica y sus medios como la COPE y 13TV, siempre tan preocupados en defender lo sagrado de los ataques “laicistas” no han protestado cuando su partido ha mostrado total desprecio al espíritu de la Epifanía, vendiendo su esencia a los mercaderes.
Seguramente, este discurso no habría pacificado a la caverna pero, por lo menos, nosotros, los que hemos votado por AhoraMadrid, nos habríamos sentido reconfortados.
Veo apasionante el cambio político en Madrid pero conozco al enemigo y me preocupa cuando observo laxismo a la hora de defender lo que se ha conseguido.
Hay que dar más caña… Con inteligencia y creatividad.
Leo Bassi
P.S. Consejo para la cabalgata del año que viene, encontrad buenos abogados y rescindid estos contratos con patrocinadores tan invasivos.